EMOCIONES QUE CAUSAN ENFERMEDADES
Como seres
humanos nuestra vida no se desarrolla en aislamiento sino en un entorno cercano
constituido por nuestra familia y mas allá en un entorno menos cercano constituido
por nuestro círculo social. Nuestro desarrollo armonioso y libre de conflictos está
por lo tanto afectado, en primer lugar, por nuestro conocimiento interior y
luego por las interacciones con nuestro entorno. Será necesario, por lo tanto,
además de un auto análisis, conocer o intuir los sentimientos de los demás,
porque así sabremos actuar en nuestro entorno diario.
Emociones, sentimientos causando enfermedades
Será esencial
entonces conocer nuestros propios sentimientos; es decir, ser capaces de
definir e identificar en nosotros la tristeza, el miedo, la hostilidad, la frustración,
la ira, la culpa, la desesperanza, los celos, y a partir de ese conocimiento entender
como estos sentimientos aparecen provocados por emociones y como se incrementan
y profundizan.
Estos
sentimientos negativos, al instalarse en nuestro ser interior, serán la causa
probable de síntomas y signos de enfermedad, por lo que será indispensable
identificarlos y así conocer el origen de los problemas.
Las emociones, a
su vez, son impulsos y reacciones psicofisiológicas que experimentamos en
nuestra interacción con nuestro entorno familiar y social y son la expresión de
nuestros sistemas adaptándose al medio.
Al tener
conocimiento de nuestras emociones negativas aprenderemos a expresarlas y
evitar que se profundicen y transformen en sentimientos negativos que luego radicarán
en algún órgano o sistema y lo alterarán.
Cuando la enfermedad ya se instaló
Que hacer
si ya el cuerpo refleja un síntoma y/o signo de enfermedad?
Si ocurre
esto, el reconocer las emociones que procesamos inadecuadamente hará que
enmendemos la situación, y por lo tanto el cuerpo irá regresando a la
normalidad, ayudando a la medicina occidental, en caso de haberse ya recurrido
a ella.
Si tomamos
en cuenta estas observaciones haremos que nuestras emociones trabajen para
nosotros y no en contra de nosotros.
Los traumas
emocionales, que la mayor parte de veces derivan de situaciones de la vida
diaria, se van acumulando y si a estos se añaden eventos conflictivos como la
decepción o la traición, se darán las condiciones propicias para la formación
de una armadura emocional que impedirá el deshago, y si no sacamos estas
emociones convertidas en sentimientos profundos y más aún en traumas, nuestro
cuerpo indudablemente se verá afectado y se dañará.
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